Muchos padres piensan que educar en valores a los infantes es un poco prematuro. Nada más lejos de la realidad. Te presentamos 4 aspectos que tus hijos no deben pasar por alto y que deben estar aprendidos antes del cuarto cumpleaños.
Honestidad
Ayuda a tus hijos a encontrar una manera de decir la verdad
La mejor forma de animar a tu hijo a decir la verdad es que tú también lo hagas. Tu pequeño entiende las dinámicas sociales en función de cómo actúas. Por ello, es importante que intentes evitar cualquier tipo de falsedad, aunque parezca nimia. Por ejemplo, nunca digas “no le digamos a papá que compramos caramelos hoy, ¿vale?”. Deja que tu pequeño observe lo honesta que eres en tu trato con otros.
Otra buena manera de educar en valores y promover que tu niño sea honesto es no exagerar cuando descubras que te está diciendo mentiras. En su lugar, ayúdale a que encuentre la verdad por sí mismo. Si llegas a casa y ves que el jarrón está roto, seguramente sepas lo que ha ocurrido inmediatamente. Aprovecha esta oportunidad para preguntar y hablar con tu hijo sobre lo sucedido. Practiquen juntos cómo decir la verdad ofreciendo una zona de confort donde tu hijo pueda entender las consecuencias de mentir sin arriesgarse a nada. Con este ejercicio le enseñas una lección importante: incluso si ser honesto no es fácil ni cómodo, tanto tú como los demás se sentirán mejor al decir la verdad.
Justicia
Insiste para que tus niños reconozcan y pongan remedio a las injusticias
Es importante que, como madre, ayudes a tu hijo a identificar y expresar sus sentimientos, para entender por qué se comporta de la manera en que lo hace. Hacer eso es solo el primer paso a la hora de interiorizar la justicia como valor clave. Necesitas animar a tu pequeño a actuar cuando considere que él o alguien está comportándose de manera injusta. Si tienes dudas sobre cómo educar a un niño, puedes empezar por enseñarle a decir “lo siento”. Es una acción básica que un infante puede entender y, de esa manera, estará adoptando una postura pro-activa ante los problemas, al mismo tiempo que envía alto y claro el mensaje de “sé que no he actuado correctamente. No volverá a pasar”. Le estás dando herramientas para compensar un comportamiento injusto, así que también ayudas a que se sienta mejor.
Después de que tu hijo le rompa un juguete a su hermana, puedes animarle a que le pinte un dibujo para compensar. Promoviendo este tipo de gestos, enfatizas la importancia de tratar justamente a la gente, un valor que le ayudará durante toda su vida.
Determinación
Anima a tu hijo a establecer retos
Cuando tu pequeño se acerca para mostrarte un dibujo y le dices “qué bonito”, puedes estar segura de que continuará pintando para enseñarte más. Si tras cuatro pinturas te enseña una que, claramente, no ha elaborado con cuidado, una buena reacción sería decirle lo siguiente: “Bueno, esa casita no está tan cuidadosamente pintada como la otra. ¿Le dedicaste el mismo esfuerzo?”.
La determinación es un valor que quieres introducir desde que son muy pequeños. La mejor manera de hacerlo es evitando el exceso de elogios y dándoles una opinión honesta, siempre de manera gentil y constructiva. Otra manera poderosa de ayudar a los niños a desarrollar la determinación y perseverancia es el animarlos a aceptar desafíos que hay que abordar a largo plazo, como conseguir el siguiente cinturón en karate, empezar a tocar un instrumento o ¡leer un pequeño cuento! También puedes proponerles el afrontar problemas como la timidez. Rétale a presentarse cada día a un niño del parque. Y siempre felicítales cuando consigan afrontar cosas que son difíciles para ellos.
Consideración
Enséñales a pensar en los sentimientos de los demás
Algunos aspectos, como educar a los hijos para que sean considerados, hacen la diferencia. Si cada vez que vas al supermercado con tus pequeños acabas frustrada porque siempre se pelean y montan un espectáculo, busca la mejor forma de enseñarles que tienen que intentar facilitar los quehaceres a los que les rodean. Puedes empezar con un brainstorm, pidiéndoles que aporten ideas sobre cómo pueden hacerte la vida más fácil cuando vayan juntos al supermercado. Tras esta pequeña actividad en grupo es hora de hacer compromisos. Cada uno, incluida tú, ha de comprometerse a cambiar algo que no hicieron bien la última vez. Conforme pasa el tiempo, tu hijo se dará cuenta de que sus buenas acciones hacen que los demás sonrían y estén felices. Y ser considerado se convertirá en un hábito.